6 de diciembre de 2012

Memorias de África


Me figuro a Karen Blixen ya de avanzada edad,  en su ciudad natal de Rungsted (Dinamarca), donde también falleció en 1962. La imagino instalada en su casa, plácidamente sentada en una confortable butaca con una manta por encima de sus rodillas. Un libro descansa entre sus manos, en el que, evidentemente, ha estado leyendo, pero su mirada está fija en la ventana, desde la cual se divisa un horizonte danés, frío,  gris y brumoso. Sus ojos ligeramente húmedos y recordando con nostalgia...

"Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong. El ecuador atravesaba aquellas tierras altas a un centenar de millas al norte, y la granja se asentaba a una altura de unos seis mil pies. Durante el día te sentías a una gran altitud, cerca del sol, las primeras horas de la mañana y las tardes eran límpidas y sosegadas, y las noches frías…"
Colinas de Ngong
Estas son las primeras líneas del libro que acabo de leer, titulado 'Lejos de África' (Out of Africa), igualmente conocido como 'Memorias de África' de Isak Dinesen, seudónimo de Karen Blixen escritora danesa y viajera. Líneas que también son el comienzo de una buena cantidad de blogs, artículos y páginas web, que tratan sobre esta escritora. Este por supuesto no podía ser menos.
Y es que con estos reglones evocadores de otros tiempos, con sabor melancólico la autora nos da cuenta de los diecisiete años que vivió en África. Sus recuerdos, sus emociones, relaciones y vivencias de este período de su vida.

Karen llegó a Kenia en 1914, pocos días después de su llegada contrajo matrimonio con el barón Bror Blixen-Finecke, del que obtuvo el título de baronesa y del cual se divorció unos años después. Con la intención de invertir en una granja de vacas, pues algunos de sus conocidos les habían informado de que era fácil hacer fortuna en Kenia con la agricultura. Sin embargo Bror Blixen-Finecke que había llegado al país unos meses antes, afín de organizar el negocio y la boda, cambió de idea y decidió invertir el dinero en una  plantación de café.  Adquirieron para ello una granja conocida por aquel entonces como la finca Mbagathi, en las afueras de Nairobi. Karen permaneció en África hasta 1931, diversos imponderables tales como un incendio, algunas continuas malas cosechas, en definitiva la poca rentabilidad de la granja dio al traste con el proyecto.

“ nos dimos cuenta demasiado tarde de que la meseta donde estábamos ubicados resultaba demasiado elevada para poder cultivar café”

Sábana Africana

El libro está dividido en cinco partes que no siguen un hilo argumental. En realidad durante las primera páginas, digamos el primer tercio de la obra no podía asegurar si el libro me estaba gustando o no, llegué a pensar si realmente estaba leyendo un libro equivocado. Relata al comienzo costumbres y maneras de las tribus cercanas a su granja. Con unos monólogos algo inconexos, relatos de fragmentos de tiempo dispersos, en síntesis me estaba resultando difícil de seguir. Entiendo que en parte debido a mi desconocimiento de la vida en África.  Sin embargo el recuerdo de la espléndida película que se realizó en base a este texto, me decía que algo más debía tener para haber sido fuente de algo tan hermoso. Así es como poco poco me fui adentrando en el, en las historias entrañables que comienzan a hacer acto de presencia ya a partir de la segunda mitad del libro. La narración se vuelve más profunda, más descriptiva, la prosa en más hermosa y emotiva, historias concretas.  Cual avión que va recorriendo una pista polvorosa para acto seguido despegar, remontar el vuelo y visualizar un radiante paisaje desde las nubes. Comienza a gustarme cada vez más.

  
El libro en mi mano

Esta baronesa que fué capaz de abandonar su acomodada posición para hallar su lugar en un continente distinto, superando fronteras, incomodidades, prejuicios y alejamientos, desarrolla paulatinamente en sus páginas un estilo melancólico que me encanta. Algunas de sus descripciones son conmovedoras, el mundo de Kenia, las colinas de Ngong, en el horizonte visto desde su granja y las colinas lejanas tantas veces nombradas. La descripción de variadas costumbres de los masai, los kikuyus. La exposición de un mundo diferente.

" He mirado a los leones a los ojos y he dormido bajo la Cruz del Sur, y he visto incendiarse la hierba en las grandes praderas, que se cubren de fina hierba verde tras las lluvias, he sido amiga de somalíes, kikuyes y masais, he volado sobre las colinas de Ngong... Nunca estaré a África lo suficientemente agradecida por lo mucho que me ha dado ". 

Karen y su casa
Aspectos personales tales como referencias a su marido son prácticamente inexistentes, su 'supuesto' romance con Denys Finch Hatton (Robert Redford en la versión cinematográfica) tampoco lo aborda con claridad, si es cierto que lo menciona en bastantes ocasiones, sus cacerías juntos, sus paseos en la avioneta de Denys, pero se refiere siempre a el como un amigo entrañable. ¿Hay que leer entre líneas?, pues pienso que si.
Cierto que dedica unas páginas a relatar el accidente de Denys con su avioneta que le costó la vida, ciertas sensaciones personales y sobretodo la circunstancia de su entierro, enterrado en un montículo de su misma finca. Un montículo elevado que gustaba particularmente a su difunto amante y que acostumbra a ser frecuentado para descanso de algunos leones.

 

Atardecer
Estas y algunas otras omisiones me parecen adecuadamente honorables para una mujer como Karen, una mujer culta, inteligente y educada. Una mujer admirada por sus empleados y vecinos autóctonos que acudían a ella en ocasiones, para pedir consejo, tratamiento médico e incluso para que mediara en disputas y conflictos locales.

Karen, decidió abandonar África a principios de los años treinta. Sus ruinosas cosechas de café, agobiada por deudas y acreedores,  y supongo que otros factores, la impulsaron a dejar el lugar donde como ella misma manifiesta, pensaba dejar sus huesos. Pienso que en  África perdió y dejó lo que más quería en el mundo, pero aún así nunca se arrepintió de su aventura. Su existencia africana se hundió para siempre en el horizonte; su querida Cruz del Sur permaneció algunas noches más en cielo, mientras ella tomaba el rumbo del norte, para por fin desvanecerse y desaparecer.
Karen Blixen


Esta obra es conocida sobretodo por su versión cinematográfica. Sidney Pollack dirigió la adaptación de la obra  a la gran pantalla en 1985, protagonizada por los conocidos Meryl Streep y Robert Redford, recuerdo que me gustó mucho y su banda sonora también.  La película no es tan parecida al texto escrito, sino más bien se orienta hacia una historia de amor que se centra sobretodo en el fracaso matrimonial de Karen y en su romance con Finch Hatton, precisamente lo contrario a lo que he comentado sobre el libro.

La película ganó si mal no recuerdo siete oscars, incluídos el de mejor película, mejor director y mejor guión. Evidentemente una gran película.

En general me ha gustado la lectura, basta leer a la baronesa Blixen para comprobar hasta qué punto es cierto que todo se puede contar, naturalmente si se sabe como hacerlo. Sinceramente recomiendo este libro para aquellos a quienes les satisface una prosa bien construida y desean ser absorbidos por un lugar y un tiempo diferentes.
No sé si visitaré África en alguna ocasión, pero con esta obra de Karen Blixen mi imaginación se apropió de este mundo singular, exuberante, fecundo, lo veré a partir de ahora un poco más cerca de como antes apenas lo intuía.

Foto : Nick Bradtn
The cure for anything is salt water, tears, sweat or the sea. (Karen Blixen)
La cura para cualquier cosa es agua salada, lágrimas, sudor o el mar.


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