22 de noviembre de 2011

El oro de Mallorca, Rubén Darío

El pasado fin de semana aproveché uno de mis ratos de asueto para acercarme por primera vez a este autor y a la obra que titula este comentario.

Se trata de una novela inacabada que comienza en el puerto de Marsella, en un barco con destino a Mallorca y termina en Palma, en el Gran Hotel, casi enfrente del Teatro Principal. Escrita en 1913 cuenta la historia del personaje Benjamin Itaspes pasajero de aquel barco en un viaje de descanso, en la que Rubén Darío parece que trata de reflejar su propia persona.

El oro de Mallorca no hace referencia al preciado y valioso mineral, como el encontrado en California a mediados del siglo XIX y cuya fiebre desencadenó la emigración masiva de gentes en busca de fortuna, sino a otro oro, el valor de la isla en si misma, la isla dorada.


En estas  breves páginas se propone el autor manifestar en forma autobrográfica sus sentimientos, impresiones, preocupaciones. En su lectura se perciben parte de sus temores, pesadumbres, así como alguna desesperanza.

Durante su estancia en Valldemosa, alojado en una propiedad de Don Juan Sureda, el Palacio del Rey Don Sancho, junto a la misma Cartuja, allá por 1913, escribió esta novela en la que se reflejan algunos personajes reales, pintores y escritores con los cuales mantenía alguna relación, para conversar de temas e inspiraciones comunes.

Esta isla ha sido antes frecuentada por otros artistas en busca de la tranquilidad necesaria para el desarrollo de sus artes, algo fácil de encontrar sobretodo antaño, antes de que el 'progreso' hiciera acto de presencia, cito solo algunos de ellos como Robert Graves, que estableció aquí su residencia habitual a sugerencia de Gertude Stein que lo acompañó durante algunas temporadas, Laura Riding, Santiago Rosiñol, Julio Cortazar, entre otros.

Me han interesado en tan breve proyecto de novela, los vocablos castellanos que no conocía, tales como, amatuntes, arrayanes, calafateo, monjil, rijosa, entre otros. No son habituales por estas latitudes y para saber el significado de alguno de ellas he tenido que recurrir al diccionario. Las descripciones de los paisajes y entornos naturales son encantadores.

EL AUTOR :  Félix Rubén García Sarmiento fue el verdadero nombre, pero Rubén Darío (1867 - 1916) sería el nombre que dejara a la posteridad.
Poeta de Nicaragua, estuvo en varias ocasiones en Mallorca, para estancias relativamente prolongadas.
En 1906, estuvo cuatro meses, y su casa de El Terreno se convirtió en centro de reunión de pintores, periodistas, escritores. En 1913 pasó el otoño en La Cartuja de Valldemosa.  En Mallorca escribío además de esa novela la Epístola a la señora de Leopoldo Lugones, el poema La isla del Oro y  varias poesías.




VALLDEMOSA

Vago con los corderos y con las cabras trepo
como un pastor por estos montes de Valldemosa,
y entre olivares pingües y entre pinos de Alepo
diviso el mar azul que el sol baña de rosa.

Y en tanto que el Mediterráneo me acaricia
con su aliento yodado y su salino aroma,
creo mirar surgir una barca fenicia,
una vela de Grecia, un trirreme de Roma.

Y me saca de mi éxtasis en la dulce mañana
el oír que del campo cercano llegan unas notas
de evocadora melopea africana
que canta una payesa recogiendo aceitunas.

Pían los libres pájaros en los vecinos huertos,
se enredan las copiosas viñas a las higueras,
y muestra el sexual higo dos labios entreabiertos
junto al ámbar quemado de las uvas postreras.

Plinio llama Baleares funda bellicosa
a estas islas hermanas de las islas Pytiusas;
yo sé que coronadas de pámpanos y rosas
aquí un tiempo danzaron ante la mar las musas.

Y si a esta región dieron Catarina y Raimundo
paz que a Cristo pidieron Raimundo y Catarina,
aún se oye el eco de la flauta que dio al mundo
con la música pánica vitalidad divina.


Cartuja de Valldemosa

11 de noviembre de 2011

El flautista de Hamelín


Había una vez...

...Una pequeña ciudad al norte de Alemania, llamada Hamelin. Su paisaje era
placentero y su belleza era exaltada por las riberas de un río ancho y profundo que
surcaba por allí. Y sus habitantes se enorgullecían de vivir en un lugar tan apacible y
pintoresco.

Pero... un día, la ciudad se vio atacada por una terrible plaga: ¡Hamelin estaba
lleno de ratas!

Había tantas y tantas que se atrevían a desafiar a los perros, perseguían a los gatos, sus enemigos de toda la vida; se subían a las cunas para morder a los niños allí dormidos y hasta robaban enteros los quesos de las despensas para luego comérselos, sin dejar una miguita.
¡Ah!, y además... Metían los hocicos en todas las comidas, husmeaban en los cucharones de los guisos que estaban preparando los cocineros,  roían las ropas domingueras de la gente, practicaban agujeros en los costales de harina y en los barriles de sardinas saladas, y hasta pretendían trepar por las anchas faldas de las charlatanas mujeres reunidas en la plaza, ahogando las voces de las pobres asustadas con sus agudos y desafinados chillidos.

Así comienza este agradable y corto relato , al parecer documentado por los hermanos Grimm.

No recuerdo con que motivo abrí una página web y me apareció este cuento que leí de un tirón.
Me doy cuenta con su lectura que la dudosa fiabilidad de los políticos no es nada nuevo, al igual que la falta de atención a sus compromisos contraídos. El alcalde de la ciudad de Hamelín junto con su corporación municipal ya padecían tan penoso defecto.

Existe una leyenda en la que se atribuyen los antecedentes de este cuento a una epidemia de peste que afectó a la región durante el siglo XIV, dicha epidemia causó la desapareción de un gran número de niños y de aldultos provocando una gran desgracia en toda Europa, conocida como la peste negra o bubónica.

El factor que actuó como vehículo de propagación fueron, las ratas. Ratas que proliferaron hasta la exageración debido a la incultura y superstición humana. Los gatos (depredadores naturales de las ratas) fueron exterminados en su gran mayoría a causa de supuestos maleficios atribuídos a dicho animal, por pensar que cumplían mandatos de las brujas. Esas ideas fomentadas por los fanáticos y también, porqué no decirlo, por parte de la iglesia de la época, dieron lugar al sacrificio en masa de estos inocentes animales.

El aniquilamiento fué de tal magnitud que, cuando la peste negra azotó a la población europea, causando más de vinticinco millones de muertos, apenas sí quedaban ejemplares gatunos para luchar contra las ratas, principales propagadores de la enfermedad.


A raiz de que los dos gatos que tenía en casa, uno en mayo de presente año se fué a su cielo, y el otro a Alemania, desde entonces prolifera en mi jardín una persistente y molesta población de ratoncillos furtivos, que por su diminuto tamaño salen indemnes de los acosos y amenazas de nuestros perros, Beltza y Truc.  Las trampas y venenos tampoco han conseguido que emigren a otros lares.  A falta de flautista o flauta mágica hemos adoptado hace pocas fechas una gatita, Mau, por el momento está en fase de crecimiento y período de formación.

Espero que en un futuro cercano consiga hacer cambiar de idea a esas familias de roedores o bien dé buena cuenta de ellos.


Video musicuento de El flautista de Hamelín>

11/11/2011 - Si les apetece dejen un comentario, será bienvenido -

4 de noviembre de 2011

Memorias de Adriano

Hace años que leí este libro, me gustó entonces, y al releerlo ahora me ha gustado aún más. Comienzas hojeando las primeras páginas, te atrapa, y ya no lo puedes dejar.

Esta obra no es exactamente una novela histórica, es una narración en primera persona de lo que es toda la vida del emperador Adriano, escrita por la mano de Marguerite Yourcenar, pero es como si fuera la mano de Adriano, dado que no opina, se limita a escuchar el corazón de Adriano y plasmar lo que oye sobre el papel.  El Adriano de Marguerite Yourcenar no es el Adriano histórico, sino un personaje creado por ella,  si bien a grandes rasgos su pensamiento y actuación politico-cultural, coincide con el personaje real. 
Una de las portadas
El libro tiene forma de una epístola, escrita por el propio Adriano a su primo y eventual sucesor Marco Aurelio, como de hecho así fué, con un breve paréntesis, de unos dos años, en que el cargo correspondió a Antonino Pío, recuerdo que el emperador Marco Aurelio aparece en las primeras escenas de la película Gladiator.
Uno se da cuenta de que tiene entre manos una obra muy bien documentada, verosímil, escrita con gran estilo, en muchas páginas conmovedora, cada una de estas páginas es realmente una reflexión filosófica.
Me da la sensación de ser una autobiografía real, escrita en la época, hallada en alguna polvorosa y oscura biblioteca de monasterio olvidado y traducida directamente desde el latín. No en vano Yourcenar ocupó buena parte de su vida en revisarla, pulirla, retocarla, adaptarla a su excelencia.

La traducción al castellano me encanta, es de Julio Cortazar.
Durante su lectura, me he preguntado ¿porqué la autora eligió a Adriano como protagonista?, ¿porqué no a Trajano, a Vespasiano, quizás a Caudio como hizo Robert Graves?, ¿por pacifista?, ¿por amante del arte y helenista?, ¿por su preocupación por la prosperidad y el bienestar de su pueblo?, ¿por su carácter emprendedor y reformista en los campos administrativo, judicial, educativo, fiscal y militar?, ¿por su tendencia homosexual?, ¡ ciertamente no lo sé !
Busto de Adriano
Puede que la autora al hablar por boca del emperador, aplique y exponga su propia visión de época, su modo de ver y tratar los asuntos de estado. Qué buena asesora imperial hubiera sido Marguerite Yourcenar, de haber podido susurrar todos sus pensamientos al oído de Adriano.
Por otra parte, la redacción es toda ella brillante, me he quedado con algunas frases que me han llamado más la atención.
" Advierto una objeción a todo esfuerzo por mejorar la condición humana: la de que quizá los hombres son indignos de él ".

" Y sólo escuchaba a medias a los bien intencionados que afirman que la felicidad relaja, que la libertad reblandece, que la humanidad corrompe a aquellos en quienes se ejerce ".
" Pero de todos modos he llegado a la edad en que la vida, para cualquier hombre, es una derrota aceptada ".

Y algunos párrafos igualmente significativos :
"   Dudo de que toda la filosofía de este mundo consiga suprimir la esclavitud; a lo sumo le cambiarán el nombre. Soy capaz de imaginar formas de servidumbre peores que las nuestras, por más insidiosas, sea que se logre transformar a los hombres en máquinas estúpidas y satisfechas, creídas de su libertad en pleno sometimiento, sea que, suprimiendo los ocios y los placeres humanos, se fomente en ellos un gusto por el trabajo tan violento como la pasión de la guerra entre las razas bárbaras. A esta servidumbre del espíritu o la imaginación, prefiero nuestra esclavitud de hecho ".
Ese cambio de nombre a día de hoy podría ser ....  ¡ se me ocurren algunos ! 

“ La moral es una convención privada; la decencia, una cuestión pública; toda licencia demasiado visible me ha hecho siempre el efecto de una ostentación de mala ley… Tengo que confesar que creo poco en las leyes. Si son demasiado duras, se las transgrede con razón. Si son demasiado complicadas, el ingenio humano encuentra el modo de deslizarse entre las mallas de esta red tan frágil “.
"   Por aquel entonces empecé a sentirme dios. No vayas a engañarte: seguía siendo, más que nunca, el mismo hombre nutrido por los frutos y los animales de la tierra, que devolvía al suelo los residuos de sus alimentos, que sacrificaba el sueño a cada revolución de los astros, inquieto hasta la locura cuando le faltaba demasiado tiempo la cálida presencia del amor. Mi fuerza, mi agilidad física o mental, se mantenían gracias a una cuidadosa gimnástica humana. Pero ¿qué puedo decir sino que todo aquello era vivido divinamente? Las azarosas experiencias de la juventud habían llegado a su fin, y también su urgencia por gozar del tiempo que pasa. A los cuarenta y cuatro años me sentía libre de impaciencia, seguro de mí, tan perfecto como mi naturaleza me lo permitía, eterno. Y entiende bien que se trata aquí de una concepción del intelecto; los delirios, si preciso es darles ese nombre, vinieron más tarde. Yo era dios, sencillamente, porque era hombre. Los títulos divinos que Grecia me concedió después no hicieron más que proclamar lo que había comprobado mucho antes por mí mismo. Creo que hubiera podido sentirme dios en las prisiones de Domiciano o en el pozo de una mina. Si tengo la audacia de pretenderlo se debe a que ese sentimiento apenas me parece extraordinario, y no tiene nada de único. Otros lo sintieron, o lo sentirán en el futuro ".
(...)

Breve reseña histórica:
Adriano, nació en Itálica (España), que tuve el gusto de visitar hace unos años. En el año 76, poco antes de la muerte de su primo el emperador Trajano, fué adoptado por este y gobernó el imperio desde el año 117 al 138.

Panteón y puente de Adriano (hoy de Castillo y puente de San Angelo) - Ordenada su constucción durante el siglo II, como tumba monumental para él y su familia, Está enlazado el muelle por el puente.
Publio Elio Adriano, ese era su nombre completo, fué una bendición para el Imperio Romano en ese lejano siglo II de nuestra Era. Fomentó las artes, luchó por la paz que es probablemente más dificil que hacer la guerra, y respetó a los cristianos, cuyos obispos en más de una ocasión se le acercaron a exponerle la Buena Nueva, la que naturalmente él se resistió a aceptar por incomprensible y fanática, pero que miraba en el fondo con respeto.
Monedas reales de la época de Adriano ( Humanitas, Felicitas, Libertas )
Su reinado fué próspero para el imperio, a pesar de que empezaban a tener serias dificultades económicas y sociales.
Adriano restauro el Panteón de Agripa

Más información el Wikipedia-Adriano.

La autora :
Marguerite Yourcenar, (1903-1987) escritora francesa de origen belga, aunque gran parte de su vida transcurrió en Estados Unidos, donde se dedicó a la enseñanza. La primera mujer en ingresar a la Academia Francesa, se definía como historiadora, como novelista y como poetisa.
Marguerite Yourcenar

Más información en Wikipedia-Yourcenar

Natura deficit, fortuna mutatur, deus omnia cernit
[ La naturaleza nos traiciona, la fortuna cambia, un dios mira las cosas desde lo alto ]

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