Esta es también una referencia que no he querido dejar pasar : un hermoso poema del poeta libanés de principios del siglo XX, Khalil Gibran, sobre los hijos.
1883-1931. Ensayista, novelista y poeta libanés |
· Los hijos
Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas
viven en la casa de mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.
pero no sus almas, porque ellas
viven en la casa de mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos
semejantes a ti
porque la vida no retrocede
ni se detiene en el ayer.
pero no procures hacerlos
semejantes a ti
porque la vida no retrocede
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas son lanzados.
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
3 comentarios:
Estoy pasmada. Hace años, muchos años, cuando era una niña, mi tío me pilló curioseando su biblioteca, como ocurría a menudo. Me sentó a su lado, cogió un libro de Khalil Gibran, buscó una parte concreta y afirmó, solemne, moviendo la mano de arriba a abajo sobre el libro: "Esta página me ha enseñado a ser padre". Y para siempre quedó grabada en mi corazón, pues me emocionaron el texto y la profundidad con la que se expresó mi tío. Es lo único de Gibran que sé. ¡Qué casualidad que hayáis escogido un pasaje tan bonito y tan cierto!
Pues si, bonito poema. En algún punto me gustaría discrepar pero una vocecita interior me dice que probablemente tiene razón. Gracias por este interesante comentario. Gabriel.
Este es mi poema favorito de Gibran. Lo tenía como una lectura cuando se bendijo a cada uno de mis tres hijos. Ahora que tengo el lujo de poder mirar hacia atrás por encima de los años, puedo apreciar lo hermoso y sabio que es. Gracias por mencionarlo.
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